Virales
Aimee Elizabeth, la millonaria que come alimento de gatos para ahorrar dinero
Aimee Elizabeth, está orgullosa de definirse como la millonaria "más barata del mundo". La mujer de 50 años, que vive en Las Vegas fue una de las figuras de "Extreme Cheapskates", un conocido reality show de la televisión estadounidense. La mujer tiene más de 5 millones de dólares guardados celosamente en su cuenta bancaria, pero a pesar de esto vive del modo más miserable que puede y tiene una rutina marcada en la que desde que se levanta comienza a minimizar sus consumos, por ejemplo en el agua que utiliza para bañarse y la energía que le demanda calentarla.
En una nota confesó "Solo necesito 22 minutos para que se caliente el agua para bañarme, de manera que lo enciendo cada mañana y luego lo apago”. Además utiliza un reloj despertador que configuró para que una vez cumplido ese tiempo pudiera apagar el termotanque y evitar que se sume un dólar más a su cuenta. Afirmando que esta insólita acción le permite ahorrar $ 80 dólares al mes. También de acuerdo a sus cuentas, contó que se ahorra aproximadamente 200 mil dólares por año con otra de sus ideas: no comprar nada que sea nuevo. El ejemplo más extremo de esta medida se ve reflejado en su cocina, donde mantiene en uso la misma esponja hasta que definitivamente se destruya en pedazos. Aimee asegura que le gustan los muebles y los artículos caros, pero no le gusta pagar por ellos, de modo que solo usa "un cuchillo" que tiene guardado en un cajón y se niega a lavar con agua. Después de utilizarlo lo limpia con una toalla y lo devuelve a su lugar.
Aunque en su cuenta bancaria el dinero se acumula sin parar, su tope de gastos por mes son 1000 dólares. Para llegar a esto incluso ahorra en la comida. Por ejemplo en vez de comprar una lata de atún típica, elige una destinada al consumo de los gatos, que sale más barata.
Para movilizarse, Aimee utiliza un viejo Mustang, que no tiene problemas en sacar a la ruta para cuando tiene que viajar desde Las Vegas a Los Ángeles por una reunión de trabajo. Prefiere manejar unas cuatro horas de ida y otras cuatro de regreso antes que comprar dos pasajes de avión. Siguiendo su manera de entender el mundo, ella le hace los arreglos mínimos al coche y es aquí cuando el show televisivo llega a su momento cumbre. Es que un problema mecánico en su antiguo auto la obligó a tener que buscar otro medio de transporte para llegar a la reunión de trabajo.Pero ella encontró la manera de mantener su billetera en cero. Primero su marido la llevó hasta un aeródromo, luego buscó entre los dueños de los distintos aviones guardados en el hangar a un piloto que viajara a Los Ángeles y consiguió un "pasaje" gratis. "Tuvo suerte", dijo el hombre. "Porque a mí la verdad que volar solo no me gusta".
Aimee admite que su vida es extraña: "Cuando llego a estos extremos, creo que la gente lo nota y les molesta a muchos". Aunque se niega a cambiar: "Pero no me importa. Ahorro dinero".