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Lo que no se vio de la pelea de Joel y Furia: “Son todos una mier…”
En la emisión del jueves 8 de febrero de Gran Hermano se pudo ver completa la pelea entre Joel y Juliana, alias “Furia”.
En la transmisión de cámaras exclusivas de DirecTV ya se había podido observar cómo la doble de riesgo y el tripulante de cabina habían discutido a los gritos cuando ella aseguró que él una vez le sacó la comida del plato, lo que escaló a que Joel negara eso y la acusara de no colaborar con las tareas de la casa, siendo este el causal para la que la deportista lo trate de envidioso.
“En una cena a mí me dijeron que yo me rasco la c… y yo no me rasco la c…. Cuando todos están pelotudeando, yo estoy ordenando y levanto todo. Ahora vos dijiste que ordenen y no lo hice porque quería ver cómo lo hacían todos”, le dijo Furia a Joel ante una atónita Romina Uhrig que fue testigo en primer plano del cruce.

Joel se fue de la cocina pero Juliana no se quedó discutiendo sola, ya que aprovechó para recriminarles a los presentes su supuesta falta de predisposición para las tareas del hogar. Lisandro le señaló a Furia que nadie la estaba atacando y a ella no le importó. “Son una mier… todos”, sentenció.
QUÉ PASÓ DESPUÉS DE LA PELEA DE JOEL Y FURIA
Romina se acercó a Juliana para recomendarle que no se ponga tan mal ni que se altere innecesariamente. “Es que se hacen los buenitos porque venís vos y son flor de bichas”, le contestó Furia a la exdiputada.

Manzana fue quien le prestó el oído a Joel. “En la casa sabemos la clase de persona que sos, tu buena onda y lo bondadoso que sos. No te pongas mal”, le dijo el streamer a su allegado.

“Estoy tranquilo, yo sé quién soy”, indicó Joel ante Federico y Zoe, afirmando que es mentira que le sacó el plato de comida a Juliana, mientras que esta asegura que eso pasó de verdad y que no puede olvidarlo.
“Joel ataca a las personas que tenemos un lugar en la casa. Como él no lo tiene, viene y te ataca”, sostuvo Furia.
Manzana y Romina le terminaron dando el mismo consejo a Joel y Juliana, respectivamente: no darle bola al otro ni enroscarse en los conflictos.