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En horas donde toda la casa de Gran Hermano está en vilo por la salvación que debe realizar Marcos, la Tora Lucila se acercó a él y le dijo cosas tan lindas que lo hizo llorar de emoción y alegría.

La joven oriunda de Berazategui le preguntó al salteño sobre un problema de salud que tuvo cuando era más chico y que le impedía comer con regularidad, y sobre la asistencia psicológica que recibió en aquel entonces.

“Tenía muchas cosas que me fueron influyendo cuando estuve mal. Las fui resolviendo una por una. No era una anorexia, era que no podía digerir comidas. Fueron varios años complicados”, comenzó a relatar Marcos, para luego arrepentirse y no querer abrirse más al respecto sobre aquella etapa de su vida.

La Tora entonces decidió elogiar al primo por quién es hoy en la actualidad. “Realmente salís primero de la placa porque la gente te ama. Ojalá lo entiendas y te valores vos. Todo pasa por algo. Sos esta persona hermosa con tanto amor y cero odio por todo eso que pasaste”, expresó.

“Sos gigante con tu poca edad y todo lo que pasaste. El amor que das… yo cuando te conocí pensé que eras un personaje porque creía que no podía haber una persona tan buena y tranquila”, le aseguró Lucila a Marcos.

“Después te das cuenta de que sí, de que existe. A la gente buena le pasan cosas buenas. Esta es la recompensa: que la gente te elija y que tus compañeros te quieran. ¡De dos países te eligen, primo, por lo que sos!”, continuó la Tora, mientras que el salteño ya comenzaba a romper en llanto.

“Ojalá puedas ver realmente lo que sos. Sos amor puro. Y lo más importante es el amor. Sos amor y sos gigante. Todo lo que pasaste hay que pasarlo lamentablemente para ser quién sos hoy”, siguió Lucila.

La jugadora le dijo a Marcos que su práctica de artes marciales quizás fue un caparazón para protegerse de lo que le hacía mal, como así también para ser mejor y ser quien es hoy, con el fin de no cometer con él y sus futuros hijos lo malo que le pasó anteriormente.

“Gracias, loca. Te quiero”, le dijo el salteño muy emocionado y entre lágrimas a la Tora.