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El bolero, la salsa y el reggaetón: todo junto y más en "Latinaje", el nuevo álbum de Cazzu
Latinaje. Un álbum que, antes de saber sobre su llegada, ya generaba incertidumbre. La vuelta de la jefa era inminente y mantenía, motivadas por distintas pulsiones, a multitudes en vilo: ¿De qué hablará? ¿Contará todo? ¿Habrá colaboraciones copadas?

Los primeros singles salieron y la incertidumbre fue mayor. Un corrido tumbado, una cumbia dosmilera y la balada más dolorosa que vas a escuchar en tu p*ta vida ¿Cómo iba a convivir eso en un mismo álbum? Latinaje es la respuesta.
Es que es la jefa, una de las inventoras del juego. La que tenía un sueño, pero que para cumplirlo, primero debió contribuir a fundar una industria. La que, mientras todos sacaban los temas del estudio y los tiraban a YouTube como si fueran pizzas, elegía tomarse las cosas con calma, pensar un concepto y llevarlo a cabo. Con dos mangos, tal vez, pero con el orgullo —y la tranquilidad personal— de saber que estaba haciendo las cosas exactamente como quería.
Si rápidamente pensás en lo que propone este álbum, Latinaje tenía todo para ser un gran mixtape. Tal vez, uno de esos históricos, de los que ponen la lupa sobre un tipo de producción que no suele tener tanta prensa ni tanto revuelo. Uno de esos capaces de imponer moda y, en este caso, de dejar —una vez más— a la jefa como pionera.
Sin embargo, y a pesar de “ser un menjunje”, como ella misma lo presenta, Latinaje tiene un concepto fuerte y claro... pero emitir cualquier opinión al respecto solo limitaría la experiencia de cada uno a la hora de escucharlo.
En una reciente entrevista para Vogue, Cazzu definió a Latinaje como un disco “para vivírselo”, como si hablara de algo ligero, que se disfruta sin complicaciones. Que ella, como autora, lo sienta así no está mal, pero cualquier oyente atento sabe que, en términos artísticos, este es el proyecto más ambicioso de su carrera. Quizás ahí está el truco: disfrazar de simple algo que es profundamente complejo.
El que no consume géneros urbanos lo va a amar porque suena a bolero, salsa, cuarteto... a esos sonidos que nos habitan desde siempre. Y el que sí viene de este palo, va a notar enseguida que las raíces que le dieron el título de la jefa del trap están ahí, expuestas, sin disfraz. Y no como cita o guiño, sino como materia prima: directa, cruda, original.
Latinaje propone una mezcla de géneros, sí, pero sin buscar ser moderno ni novedoso, sino real. Es un álbum que lucha consigo mismo por no imponerse, por no sonar estratégico, por evitar parecer que busca tendencia, pero no puede.
No sé si Cazzu nos quiso engañar o si también carga con la incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir con su carrera tras esta publicación. Lo único que hay de cierto es que, en esta propuesta, lo tradicional y lo vanguardista conviven sin forzarse, como si siempre hubieran estado juntas, esperando, nada más, a alguien que se animara a unirlas.
De Maldade$ a hoy, cada etapa de Cazzu está mega marcada. Por sonidos, por historias. Por íconos, elementos, vestuarios y colores. Cada álbum fue un quiebre. Y Latinaje no solo no es la excepción: es el quiebre más raro de todos. Porque, por primera vez, no está claro qué viene después. No hay presiones ni expectativas, pero tampoco un techo.
Por: Camila Estraviz