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River empató 1 a 1 con Universitario de Perú en el Monumental y, tras un flojísimo segundo tiempo, no pudo conseguir el triunfo que necesitaba para quedar como el segundo mejor primero de la fase de grupos de la Conmebol Libertadores.
El Millonario hizo casi todo bien en el primer tiempo. El juego estuvo en dominio de Franco Mastantuono, Enzo Pérez, Kevin Castaño y Nacho Fernández. Desbordes, pases en profundidad, movilidad y circulación de pelota rápido y preciso. Pero, al igual que le ocurrió durante todo el semestre, le costó demasiado encontrar el gol.

Del otro lado, Universitario era casi un espectador del despliegue del equipo local. La muralla de cinco defensores que había puesto José Fossati en el fondo ni siquiera alcanzaba para frenar las embestidas del local y por momentos dependía casi exclusivamente de su acertado arquero Sebastián Britos, que volaba de un palo al otro tratando de mantener su arco en cero.

Ante un Monumental sonriente, las jugadas se acumulaban y era cuestión de esperar que se abriera el marcador. Dos remates de Nacho y un mano a mano que Sebastián Driussi no pudo concretar, en menos de 15 minutos los de Gallardo ya merecían el primero.
Luego hubo dos jugadas muy claras de Colidio, hasta que finalmente el número 11 se pudo desquitar. La tercera fue la vencida y la impresión de todos era que la noche ya estaba encaminada, lo más difícil se había logrado.
Pero se juga hasta que el árbitro toca el silbato y las desconcentraciones cuestan caro. En un tiro libre que no parecía peligroso para River, Jairo Concha tomó la pelota desde afuera del área y sorprendió a un Armani mal parado, con un remate potente.

Nadie en Núñez entendía lo que acababa de suceder. Nadie podía comprender cómo el conjunto peruano había igualado el partido en su único intento, después de haber sufrido más de 10 tiros al arco y cuando el reloj marcaba los 47 minutos del primer tiempo.
La poca contundencia adelante y la fragilidad defensiva se pagaron demasiado caro. En el segundo tiempo los de Gallardo mostraron que el golpe del empate inesperado se había sentido. Siguió dominando y proponiendo, aunque ya sin intensidad.
Universitario en tanto, esperaba su chance de golpear mucho más confiado. Cedía el protagonismo pero amenazaba con sus contraataques rápidos en los guiados por sus delanteros Valera y Flores.

El Muñeco buscó renovar el medio con Manu Lanzini en lugar de Nacho Fernández, pero no encontró el funcionamiento que buscaba. A falta de jugadas, empezaron a abundar los remates desde afuera del arco como un recurso desesperado, impreciso y muy poco útil.
Pases errados, falta de ideas y muy pocas llegadas, River ahora era exactamente opuesto al del primer tiempo. Notoriamente molesto, Gallardo volvió a revolver en el banco de suplentes: la oportunidad esta vez la tenía Miguel Borja, pero la historia no cambió y el pitazo final dejó decepción en un equipo que buscaba cerrar la fase de grupos de otra manera.
Una victoria lo dejaba ubicado como el segundo mejor primero, solo superado por el poderoso Palmeiras, ahora queda esperar el resto de los resultados con la preocupación que dejó el mal segundo tiempo ante un rival claramente inferior.